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jueves, 16 de junio de 2011

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Viven en la sabiduría los que se ven así mismos y lo ven todo en ellos, cuyo amor por el Señor del Amor ha consumido todo deseo egoistas y las ansias de los sentidos que atormentan el corazón.Viven libres de la lujuria, el miedo y la ira, no agitados por la pena ni suspirando por el placer. Igual que la tortuga recoge sus patas, el sabio puede recoger sus sentidos a voluntad.


Aunque los aspirantes se abstienen de los placeres de los sentidos, seguirán ansiándolos. Estos deseos desaparecerán cuando vean al Señor del Amor. Incluso a los que van por el sendero de los tormentosos sentidos pueden arrebatarles la mente. Pero viven en la sabiduría que los domina y conservan la mente absorta siempre Mí.


Cuando no paras de pensar en los objetos de los sentidos, se produce el apego. El apego alimenta el deseo, la lujura de la posesión que, cuando se enfría se convierte en ira. La ira enturbia el juicio, ya no puedes aprender de los errores pasados. Pierdes el poder de elegir entre lo sensato y lo insensato. Pero cuando te mueves entre el mundo de los sentidos liberados del apego y la aversión, llega la paz en que todas las aflicciones terminan y vives en la sabiduría del Yo.


La mente desunida está lejos de la sabiduría; ¿cómo puede meditar? Cuando no conoce la paz,¿cómo puede conocer la alegría? Utiliza todo tu poder para liberar los sentidos del apego y la versión y vive en la sabiduría plena del Yo. Este sabio despierta a la luz en la noche de todas las criaturas. Eso a lo que el mundo llama día es la noche de la ignorancia para el sabio.


Igual que los ríos desembocan en el acéano pero no lo desbordan, así las corrientes mágicas del mundo de los sentidos desembocan en el mar de la paz que es el sabio. Son libres para siempre los que se escapan de la jaula del ego mí y mío, para unirse con el Señor del Amor. Esto es el estado supremo. Si la alcanzas, pasarás de la muerte a la inmortalidad. (Tomado del libro santo Bagavad-Gita)

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